Una historia general de la regla y su tradición de procession del cabildo

Escrito por Alexandra P. Gelbard

Publicado originalmente 18 de Abril, 2021.

La ciudad de Regla se encuentra justo a la entrada de la bahía de La Habana y al otro lado del agua, al este de La Habana Vieja. Pequeño puerto y municipio de gran importancia, Regla alberga una de las Madonnas Negras del mundo, la Virgen de Regla, que se encuentra en una iglesia justo al borde del agua y situada detrás de una gran ceiba considerada por muchos como una entidad sagrada. Para los Lucumíes, el mayor grupo africano de la diáspora que fue trasladado a Cuba como mano de obra esclava durante el periodo colonial, la Virgen de Regla pasó a representar al Orisha Yemaya, una de las entidades espirituales encarnadas en el entorno natural. Regla de Ocha (también llamada Santería), es la reverencia devocional sistematizada y el trabajo con los Orishas, un conjunto de prácticas recompuestas dentro de Cuba. Decenas de miles de Lucumíes pasaron por los arcos del puerto de Regla, convirtiéndolo en uno de los espacios más influyentes en el proceso de formación de esta práctica religiosa cubana de inspiración africana que ahora se ha extendido por todo el mundo. Las muestras públicas de religiosidad también influyeron en lo que el mundo conoce ahora como “folclore afrocubano”, visto a través de cuatro Orishas llevadas por las calles de Regla: Eleguá, que abre y cierra las encrucijadas; Ochun, que vive en los ríos y lagos; Obatala, que se manifiesta en las cimas de las montañas y en el aire; Shangó, cuya energía se encarna en los truenos y relámpagos; y Yemaya, la madre universal que se encuentra en los mares y océanos. A lo largo de los siglos, las estatuas con formas de santos católicos, pero consagradas como orishas sagrados, han sido llevadas por las calles de Regla. Aunque las procesiones callejeras se encuentran en toda Cuba y se han convertido en parte de la cubanía, se manifiestan de diversas maneras. Aparecen como congas, comparsas o paseos catalogados como “cultura popular tradicional”. O son orishas singulares, como es el caso de la procesión del 4 de diciembre de Changó manifestada en una estatua adornada de Santa Bárbara. Contemporáneamente dentro de Regla, la procesión del 7 de septiembre dirigida por la Iglesia Católica mantiene una solemnidad. Aunque la gente también acude a venerar a Yemayá, o/ a consultar a los Espiritistas con sus Espíritus Muertos encarnados en muñecos que se alinean en la calle y en los rincones sombreados alrededor de la Iglesia. La gente también viene con sus propios Muertos que mantienen características de espíritus divinos femeninos conectados con la esencia encarnada en Yemaya y/o Ochun. Sin embargo, la procesión del 9 de septiembre, derivada del Cabildo Yemaya, una comunidad de conciencia de Lucumí organizada para proporcionarse apoyo mutuo y recomponer sus formas de vida africanas, presentó cuatro Orishas: Ochun, Obatala, Changó y Yemaya, que recorrían las calles de Regla visitando, saludando y realizando actos rituales de reverencia y comunicación en lugares importantes del pueblo. Esta práctica se conoció como la tradición de Regla, reiniciada formalmente en 2016 después de una prohibición de 54 años, como un medio para amplificar la conexión con la historia de Regla y reafirmar las muestras públicas de la religiosidad de Regla de Ocha/Lucumí. En un pueblo definido por los milagros de la Virgen de Regla, una Virgen Madonna Negra, un lugar seminal en la conceptualización tanto religiosa como folclórica de “Afro-Cuba”, las procesiones del 9 de septiembre de los Orishas bajo la bandera del Cabildo de Regla reparan su conexión con su tradición pasada para que pueda continuar hacia adelante.

Santos Negros y la Virgen de Regla

Los Santos Negros se encuentran en todo el mundo; la difusión y su veneración están entrelazadas con la fase colonial de la diáspora africana. Mientras que el catolicismo formaba parte del proyecto de colonización, los santos negros y las interpretaciones de su santidad fueron utilizados por los miembros de la diáspora africana como construcciones espirituales de agencia y representación durante un proceso que también pretendía desmantelar y negar la humanidad de los afrodescendientes. La santidad negra tiene una gama de interpretaciones por un espectro aún más amplio de personas y contextos. Mientras que los debates que abordan la intención de la apariencia negra de la virgen van desde el simbolismo representativo hasta las causas materiales/ambientales, la existencia de las santas negras siguió acumulando nuevos significados interpretativos a lo largo de los siglos. Las Madonas Negras fueron las primeras Santas Negras que se extendieron primero por Europa en los siglos XII y XIII, y luego por todo el mundo, catalizando el culto a la Virgen María.1Véase Black Saints in Early Modern Global Catholicism de Erin Kathleen Rowe (2019) para una historia en profundidad sobre el espectro más amplio de los santos negros en todo el mundo y el espectro de interpretaciones de la santidad negra. La información citada aquí procede de las páginas 4, 16-17.

Se dice que la Virgen de Regla, una Virgen Negra encontrada en Chipiona, Andalucía, España, tiene su origen en Agustín de Hipona, considerado padre de la Iglesia Católica, que nació en el norte de África, en la actual Argelia. La Iglesia sostiene que Agustín recibió la visita de un ángel que le pidió que tallara una imagen de la Virgen María, que enseguida expuso en su capilla.2Pérez 2010:204, que cita a Gómez Luaces 1945:1. El artículo de Pérez puede descargarse aquí: https://www.journals.uchicago.edu/doi/10.5323/jafriamerhist.95.2.0202 Después de la muerte de Agustín, Cipriano, uno de los diáconos de la iglesia de Agustín, viajó a Chipiona con la estatua; el viaje se topó con una fuerte tormenta, pero llegaron sanos y salvos, declarando que esto fue resultado de la bendición de la Virgen y se consideró su primer “milagro.” Posteriormente, se erigió un santuario en el lugar de la playa donde desembarcó Cipriano.3Ramos 2013:209, que cita a Gómez Luaces 1945:1. Este lugar se encuentra en la desembocadura del río Guadalquivir, que va desde el Océano Atlántico hasta Sevilla, España, uno de los lugares centrales del imperio colonial español y depositario de los recursos materiales y la riqueza extraída por el proyecto colonial. Cuando los barcos salían de Sevilla y se detenían a lo largo del río, la última parada era en el santuario de la Virgen de Regla para que los pasajeros pudieran rezar por su buen paso a través del océano. La Habana, como puerto esencial en el traslado del oro, la plata y otros recursos extraídos de las colonias americanas, era la última parada de los barcos que regresaban a Sevilla donde depositaban las mercancías.4Anderies 2006:5-7; De La Fuente 2008:4-5; Miller 2009:66-67; Trigo 2016:10. La colocación de los dos santuarios de la Virgen de Regla en cada extremo de la ruta marítima colonial española que trasladaba los bienes materiales era vista como una protección espiritual de un epicentro colonial a otro.

Lo que se convirtió en el pueblo de Regla después de la colonización española comenzó como parte de la reducción de Guanabacoa (pueblos indígenas, similares a las reservas), y luego se convirtió en la plantación de Guaicanamar en 1598, el sitio del primer ingenio azucarero de Cuba, propiedad de la rica y poderosa familia Recio.5Los Recio, establecidos en Cuba por Antón Recio, fueron una de las familias más antiguas y poderosas durante la época colonial. Hay al menos dos Antón Recio referenciados en las primeras historias coloniales. El primer Antón, uno de los primeros colonizadores de La Habana, estableció una de las familias más poderosas y ricas de La Habana del siglo XVI, y murió en 1575. Tuvo múltiples hijos de linaje mixto taíno y español debido a su convivencia con Cacanga, la hija del cacique taíno de Guanabacoa, y tuvo dos hijos María y Juan. Juan fue “legitimado” por el gobierno colonial español en 1567 y recibió la mayor herencia de todos los de la época, incluidas las tierras que hoy se conocen como Regla, adyacentes a Guanabacoa. El hijo de Juan, también llamado Antón, se confunde a veces con su abuelo en algunas de las narraciones históricas (De La Fuente 2008:191-95; Martínez-Fernández 2018:95-97; Real Academia de la Historia s.f.). En 1687 se erigió un bohío6Los bohíos tienen su origen en los pueblos originarios del Caribe y son refugios redondos construidos con hojas de palma, guano y/o barro. dedicado a la Virgen de Regla, donde los fieles veneraban una imagen suya pintada en un lienzo.7Pérez 2012:211; Martínez Casanova 2009:82. Sin embargo, la iglesia reconoce 1690 como la fecha oficial del establecimiento de su santuario formal a la Virgen de Regla. Este relato atribuye a Manuel Antonio “El Peregrino” de Lima, Perú, la idea de establecer una capilla en la propiedad de Recio del ingenio de Guaicanamar y se considera la fecha oficial de la fundación del pueblo.8Duque 1925:11-12; Vargas Ugarte 1947:329. Inicialmente, los adoradores de la virgen eran marineros y pescadores, los de un estrato de clase baja. Sin embargo, la destrucción del santuario como consecuencia del huracán San Rafael en 1692 influyó en la siguiente fase del santuario de dos maneras. En primer lugar, un barco que se dirigía a La Habana desde San Juan de los Remedios (localidad situada en el centro-norte de Cuba, al este de La Habana) quedó atrapado en la tormenta, y uno de los pasajeros, Juan Martín de Coyendo, animó a los demás pasajeros a rezar fervientemente a la Virgen de Regla. Si vivían, prometió dedicar el resto de su vida a servirla, lo que hizo durante los siguientes cincuenta y un años. El huracán destruyó la ermita, aunque Martín de Coyendo solicitó inmediatamente a don Pedro Recio de Oquendo, propietario de los terrenos, que le ayudara con los fondos para construir una iglesia mejor. Los devotos de la virgen construyeron inmediatamente una nueva ermita de “mampostería y tejas”, que se terminó e inauguró el 8 de septiembre de 1694. La destrucción de la ermita, junto con el relato de Martín de Coyendo sobre el milagro de la virgen en la tormenta, provocó un aumento de sus fieles, incluidos los de mayor categoría. Posteriormente, don Fernando de Aranda y Avellaneda, sargento mayor del ejército real español destinado en La Habana, trajo de España una nueva estatua hecha a mano, que fue instalada ceremoniosamente dentro de la capilla de la Virgen de Regla el 8 de septiembre de 1696, y se cree que es la misma que aún se venera en la iglesia.9Duque 1925:11-12; Martínez Casanova 2009:81-82; Pérez 2010:211; Ramos 2013:2010; Vargas Ugarte 1947:329-330. Miles de personas acudían a adorar y venerar a la Virgen de Regla por sus milagros y protección, especialmente en sus días de romería del 7 y 8 de septiembre.10Martínez Casanova 2009:82-83. Posteriormente, la Virgen de Regla fue consagrada patrona de la bahía de La Habana en 1714 y, en 1733, aparecieron alrededor del santuario pequeñas chozas habitadas por pescadores con la esperanza de que su proximidad les permitiera obtener bendiciones para su trabajo. En 1805 o 1811, tras otra devastadora tormenta del año anterior, el Obispo de La Habana inauguró el edificio formal del santuario.11Duque 1925:11-12 cita la fecha de 1806, mientras que Ramos 2013: 210-211 cita la de 1811.

Imágenes del santuario de la Virgen de Regla y procesión eclesiástica del 7 de septiembre, tomadas en 2016, 2017 y 2019 por Alexandra P. Gelbard

Regla: Una ciudad ultramarina en la bahía de La Habana

La ubicación geográfica de Regla en el lado este de la bahía de La Habana la convirtió en un espacio ideal para la importación de bienes materiales para ser transportados a las plantaciones de todo el oeste de Cuba. La expansión de La Habana y su posterior ocupación por los británicos en 1762, influyeron en un importante crecimiento de la población que acabó incluyendo a militares activos y antiguos y a sus familias, además de los que habían abandonado Florida a causa de la ocupación británica. Entre estos militares se encontraban los miembros negros del Batallón de Pardos y Morenos. En 1755 la población de Regla era de 164 habitantes. Además de la importancia espiritual y económica de Regla por su situación geográfica, también empezó a ser conocida como ciudad de fiesta y espacio para actividades ilícitas, una reputación que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX.12Ramos 2013:221-225. Esta fue sin duda otra de las razones del constante aumento de la población que continuaría durante el resto del siglo XVIII. Poco más de veinte años después, en 1778, esa cifra aumentó a 789 residentes, y a finales del siglo XVIII, la población de Regla rondaba los 2000 habitantes.13Ramos 2013: 212, 226. La adquisición por parte de Cuba de la producción de azúcar tras la revolución haitiana de 1791 provocó una rápida expansión económica, especialmente en la bahía de La Habana.14España se alineó inicialmente con el Ejército Revolucionario Haitiano, enviando tropas desde Cuba para luchar junto al ejército de Toussaint Louverture contra los franceses entre 1793-1796. Estas tropas cubanas incluían en su liderazgo a muchos de los propietarios de plantaciones criollas blancas, que robaron la maquinaria necesaria para la producción de azúcar en medio de la guerra. Esto les permitió trasladar fácil y rápidamente la producción a Cuba. Véase Ada Ferrer, Freedom’s Mirror: Cuba and Haiti in the Age of Revolution (El espejo de la libertad: Cuba y Haití en la era de la revolución) (2014). Esto provocó un gran aumento de la importación de africanos esclavizados por la fuerza para realizar la mano de obra necesaria para la producción de azúcar. Como resultado, la población también aumentó de forma constante durante la primera mitad del siglo XIX. La población de Regla se mantuvo estable hasta 1812, con unas 2.000 personas que trabajaban en industrias como la pesca, el comercio costero, los muelles de La Habana y el contrabando. El censo de 1827 reportó otro aumento significativo de la población que continuaría con 5.693 individuos viviendo en Regla: 64% clasificados como blancos, 14% clasificados como gente libre de color, y 22% fueron identificados como africanos esclavizados.15Martínez-Alier 1974:62; Pérez 2010:212. En una población total de 5.873 personas, 3.758 se identificaban como blancos, 797 como personas libres de color y 1.318 se identificaban como africanos esclavizados.

En la década de 1830 los miembros de la diáspora africana, ya fueran libres o esclavizados, constituían un tercio de la población de Regla. Aunque se desconoce si hubo cabildos de nación en Regla antes de 1836, el primer cabildo registrado que se conoce fue la sociedad secreta abakuá, exclusivamente masculina, Bricamó Ápapa Eflí, registrada bajo la etnia carabalí.16La “etnia” carabalí era una etiqueta impuesta a los africanos esclavizados traídos a la fuerza desde el puerto de Calabar, en la región del río Cross de la actual Nigeria oriental, a lo largo de la frontera occidental de Camerún. Los categorizados como “carabalí” en Cuba procedían de varios grupos de la región costera e interior en torno a la Bahía de Benín. Los Abakuá, que descienden de las sociedades secretas exclusivamente masculinas de los Ékpè/Mgbè en el delta del río Cross, (Miller 2009:6-7, 37-41, 77-78). Aunque Miller y muchos otros confunden a los carabalíes con los abakuá, se trata de una suposición regional, ya que la presencia de cabildos de nación carabalíes que reflejan descendencia igbo ya se produjo en 1659 en Santiago de Cuba. La comunidad Carabalí de Santiago no tenía ninguna relación con Èkpè y nunca ha habido allí logias (potencias) Abakuá (Notas de Campo 2008, 2019). Elsa Isabel Almaguer Andreu cita la formación de un Cabildo Carabalí en su tesis de maestría no publicada, El Cabildo Congo en Santiago de Cuba (2010). Véase también Aisnara Perera Díaz y María de los Ángeles Meriño Fuentes El Cabildo Carabalí Viví de Santiago de Cuba: Familia, Cultura y Sociedad (2013). Los cabildos de nación, una estructura organizativa iniciada en 1392 en Sevilla, España, era una forma de que el gobierno sevillano evitara proporcionar servicios sociales a las poblaciones marginadas dentro de su orden social. En el marco colonial, los Cabildos (capitalizado) se referían a los ayuntamientos coloniales que, en última instancia, estaban bajo la autoridad de la Corona española. Las organizaciones conocidas como cabildos de nación se organizaban por “etnias” singulares como categorías identitarias construidas y generalizables que hacían referencia a puertos de embarque singulares como el caso de Carabalí y Congo, o, como en el caso de Lucumí, un saludo lingüístico regional común (contemporáneamente, los Lucumí se consideran parte del grupo identitario Yoruba). Los cabildos de nación en Cuba a veces tenían vínculos organizativos con cofradías, (hermandades católicas laicas). En algunos casos, los cargos de liderazgo de los cabildos de nación mantuvieron posiciones en cofradías vinculadas entre sí a través de los siglos.17Perera Díaz y de los Ángeles Meriño Fuentes 2013:116-118. Los cabildos de nación existían formalmente en Cuba desde finales del siglo XVI, pero hay indicios de que estas organizaciones se formaron orgánicamente dentro de las comunidades de la diáspora africana, al menos en La Habana y Santiago de Cuba, las dos ciudades más grandes situadas en extremos opuestos de la isla. La investigación sobre la presencia de cabildos de nación en Regla sigue en curso; uno de los objetivos del proyecto Cabildo de Regla es ampliar esta historia de su presencia africana y el legado de las tradiciones espirituales y culturales de la comunidad.

A lo largo de la primera mitad del siglo XIX, Regla se convirtió en un puerto importante dentro de la economía portuaria de La Habana que recibió el mayor número de esclavos africanos de América.18Ferrer 2019:131. Decenas de miles de ellos eran desembarcados por el muelle de los arcos de Regla y eran conducidos tres manzanas arriba en una ligera pendiente hasta los barracones (celdas de retención) donde esperaban a ser vendidos y transportados a las plantaciones de toda la región. Un edificio adyacente servía de hospital donde recibían tratamiento médico para las heridas, enfermedades y deshidratación causadas por los horrores del Paso del Medio.19Palmié & Pérez 2005:219.

El barracón-hospitál mas viejo de Regla. Foto por Alexandra P. Gelbard, 2017.

Desde finales de la década de 1830 hasta la de 1860, la población de Regla siguió creciendo, aunque los porcentajes de miembros de la diáspora africana, tanto libres como esclavizados, disminuyeron en relación con el aumento de los que se identificaban como blancos. Según el censo de 1846, el 75% de la población se identificaba como blanca, los libres de color eran el 10% y los africanos esclavizados constituían el 14% de la población de Regla.20Del total de la población que ascendía a 6.689 personas, 5.071 personas se identificaban como blancas (2.696 hombres y 2.375 mujeres), 644 personas libres de color (324 hombres y 320 mujeres) y 974 personas esclavizadas (519 hombres y 428 mujeres). Ver Martinez Alier 1974:64.

Al año siguiente, el 6 de marzo de 1847, los primeros trabajadores chinos desembarcaron en Cuba por el puerto de Regla. Aunque existían diferencias legales, tanto los chinos como los africanos, obligados a vivir bajo el sistema de servidumbre o esclavitud, se enfrentaban a experiencias similares de violencia y trato deshumanizador.21Esta fecha está marcada por una placa en Regla situada frente al antiguo muelle. En 1846, el comerciante cubano Pedro de Zuzueta, primo del notorio y acaudalado propietario de plantaciones Julián de Zuzueta, propuso la idea de traer trabajadores chinos contratados a Cuba para mitigar la necesidad de mano de obra en medio de las crecientes presiones para abolir el comercio transatlántico de esclavos desde África, iniciado por Inglaterra en 1810. A pesar de la categorización y la insinuación de que estos trabajadores contratados firmaban voluntariamente los contratos, no siempre fue así, ya que algunos fueron secuestrados. También hay fechas contradictorias para la llegada inicial del primer barco de chinos que entró en Cuba, donde Kathleen López afirma que esto ocurrió el 3 de junio de 1947 (2013:19-22, 26, 32). La entrada de trabajadores chinos está contextualizada por el creciente temor racial a “otro Haití”, agravado por las sucesivas rebeliones antiesclavistas en todo el occidente de Cuba: la rebelión de Aponte de 1812, el levantamiento de Guamacaro de 1825, la rebelión de Bemba de marzo de 1843 y la rebelión de Triunvirato en noviembre de 1843.22Finch 2019: 138-139; López 2013:18-20. Estas rebeliones en todo el occidente terminarían por desencadenar un período de un año de mayor crueldad, violencia y persecución cometida por las autoridades blancas cubanas contra los cubanos negros en respuesta a las rebeliones antiesclavistas de los años anteriores y catalizada por el descubrimiento de la Rebelión de Escalera de 1844. Para más detalles sobre esta rebelión, véase Aisha Finch, Rethinking Slave Rebellion in Cuba: La Escalera and the Insurgencies of 1841-1844 (2015). También es importante señalar que las rebeliones antiesclavistas ocurrieron dentro de Oriente también, a pesar de su exclusión de las narrativas históricas, en su mayoría cometidas por las comunidades neoafricanas autoliberadas de cimarrones (llamadas palenques) que se encuentran a lo largo de las zonas montañosas de la región oriental de la isla. Como resultado, los propietarios de las plantaciones cubanas buscaron fuentes de trabajo alternativas a los africanos, lo que provocó la entrada de los chinos en Cuba, que tuvo un impacto significativo en Regla.

Entre los años 1840 y 1860, Regla experimentó un enorme auge económico debido a su creciente papel en los aspectos de importación y exportación de la economía cubana. Hacia 1843 se estaban construyendo los enormes almacenes de Regla, lo que aumentó la importancia económica y la riqueza de Regla; una descripción de finales de 1860 de uno de los enormes almacenes de Regla describía a los trabajadores chinos como los únicos trabajadores en su interior.23Hazard 1871: 267-268; López 2013:33; Ramos 2013:214-216. Sin embargo, esa no era la pauta, ya que los africanos y los afrodescendientes nacidos en Cuba y relacionados con las sociedades abakuá también constituían un gran número de trabajadores en los muelles y almacenes de Regla. La presencia e importancia de los almacenes se amplió por su conexión con las incipientes líneas de ferrocarril, facilitando el transporte de las cosechas desde las plantaciones hasta la bahía para su exportación. En 1856, el ferrocarril que conectaba La Habana, Regla y Matanzas no sólo facilitaba el movimiento de mercancías para la economía cubana, sino también las conexiones entre los miembros de la diáspora africana en toda la región. Como explica Oba Miguel “Willie” Ramos, esto facilitó una red ampliada entre los grupos lucumí y carabalí, ayudando a la recomposición de sus prácticas culturales y religiosas de inspiración africana en medio de la ruptura del comercio transatlántico de esclavos y la dispersión en la diáspora africana.24Ramos 2013:216.

El Cabildo de Yemaya: Orígenes de una tradición

Dentro de Cuba, los lucumíes se convirtieron en una de las categorías de identidad étnica africana más amplias de personas traídas a la fuerza a la isla. Eran originarios de la zona geográfica que ahora se llama Nigeria y de la identidad étnica yoruba contemporánea 25Véase el libro de Akinwumi Ogundiran The Yorùbá: A New History) en el que se aborda el complejo proceso histórico de construcción de este grupo identitario.La identidad de Lucumí dentro de Cuba abarcaba un espectro diverso de grupos de la región geográfica, identificados sobre todo como de Egbado (Egguadó) y Oyo. Dentro de Cuba, estos dos grupos identitarios colaboraron y se enfrentaron en el proceso de establecerse a sí mismos y a sus comunidades rituales a lo largo del siglo XIX. Junto con los Abakuá-Carabalí, los Lucumí mantuvieron una fuerte influencia. Durante la primera mitad del siglo XIX, la mayoría de las prácticas Lucumí en Regla se guiaban por el conocimiento Egbado, consagrando a Regla como Ará-Olokún (Tierra de Olokún), considerado el Orisha del Mar. El 6 de enero, Día de Reyes, los Egbado de Regla celebraron a Olokún con una procesión guiada por tamborileros Egguado mientras veneraban a este Orisha, que ahora se considera otra cara de Yemayá.26Ramos 2003:44; 2013: 211 (citando John Mason, Olóòkun: Owner of Rivers and Seas,1996:18), 225 (citando Fernando Ortiz, Los bailes y el teatro de los negros en el folklore de Cuba, 1981:451). Para cuando uno de los miembros más importantes de la comunidad Lucumí de Cuba llegó a Regla, ya existía una tradición procesional Lucumí establecida que reverenciaba al Orisha asociado a los Mares. La llegada y el establecimiento de Remegio Herrera/Adechina como uno de los miembros más respetados de la comunidad Lucumí y de la diáspora africana de Regla solidificó esta tradición procesional, ayudándola a transformarse en la práctica basada en Oyo que ahora conocemos.

Remegio Herrera-Adechina. Fecha del Foto no es conocido. Proporcionado por el Museo de Regla.

De ascendencia lucumí, Adechina fue traído a Cuba por la fuerza, desembarcando en La Habana o en Matanzas cuando era un adolescente o un veinteañero en algún momento de finales de la década de 1820 o principios de la de 1830.27Ramos 2013:373-377. Ramos describe las variaciones y contradicciones de la historia de Adechina antes de su llegada a Regla a mediados del siglo XIX y el debate sobre la herencia de Adechina. Algunos afirman que era de los Oyo; basándose en las marcas rituales de su rostro, algunos estudiosos creen que era de la zona de Egba e Ijebú, que pasó a formar parte del imperio Oyo en el siglo XVIII. Otros afirman que era de Ijesalandia (que en Cuba se denomina Yesá o Iyesá). Ramos concluye que la herencia de Adechina de Oyo es más probable debido a sus conexiones con la comunidad Egbado Lucumí de Matanzas. Adeshina fue manumitido en algún momento a principios de la década de 1830, probablemente porque los lucumíes con los que se encontró reconocieron su estatura religiosa como babalawo debido a las marcas rituales de su rostro.28El proceso de manumisión de Adechina también es discutido, y las versiones son esbozadas por Ramos (2013:374-375). La manumisión fue un proceso de emancipación de la esclavitud. Para más información sobre este proceso y la forma distintiva de Cuba, véase el capítulo 2, “La ‘inconveniencia’ de la libertad de los negros: Manumission, 1500’s-1700s” en Alejandro de la Fuente & Ariela J. Gross, Becoming Free, Becoming Black: Race, Freedom, and Law in Cuba, Virginia, and Louisiana (2020). Luego se convirtió en el líder del Cabildo Lucumí Santa Bárbara en el pueblo de Simpson, Matanzas, en la década de 1840. Los registros de bautismo de Regla de 1851 en los que figura como padrino indican que, como mínimo, tenía profundas conexiones con Regla, aunque siguiera viviendo en Matanzas. Este movimiento a través de las provincias occidentales se vio facilitado por la existencia del ferrocarril en la región, que permitió una mayor movilidad y contacto para hacer crecer la red religiosa lucumí. Aunque no se sabe con exactitud cuándo se trasladó Adechina a Regla, ocurrió en los primeros años de la década de 1860, donde se le documenta viviendo en el número 31 de la calle Ciprián (actual Fresneda) con su nueva esposa Francisca Burlet, su hija Josefa “Pepa” Herrera/Eshú Bí, nacida en Regla en 1864,29La fecha de 1864 es la más utilizada; sin embargo, Ramos cita 1863 como su año de nacimiento. No he visto que otros estudiosos utilicen esa fecha hasta ahora. su hijo Teodoro en 1866 y varios otros familiares.

De niña, Pepa fue ordenada Elegua por motivos de salud por las afamadas Iyalorishas Ña Inés García-Yeyé Tolokún (madrina) y Ma Monserrate “Apóto” González-Obá Tero (ojubona).30Ramos define este término como “madre de un Orisha” indicando que alguien ha pasado por los procesos rituales de iniciación (2003:42, Fn.25, pg 64.) Ña Inés García-Yeyé Tolokún (madrina) y Ma Monserrate “Apóto” González-Obá Tero (ojubona).

Ma Monserrate “Apóto” González-Oba Tero. Fecha desconocido. Foto proporcionado por el Museo de Regla.

Fue socialmente destinada para el liderazgo, al crecer dentro y alrededor de la red Lucumí , que se fortaleció durante toda la segunda mitad del siglo XIX.31Martínez Betancourt 2017:102; Pérez 2010: 213; Ramos 2003:42. Como iyalorisha activa, participó en muchas ceremonias en Palmira, Cienfuegos, y por supuesto, en Regla, donde era muy venerada.32Ramos 2013:384.

El posicionamiento social de Adeshina dentro de Regla como babalawo muy respetado y cantero durante la década de 1860, también se contextualizó en medio de una creciente integración de los cubanos blancos en las prácticas religiosas cubanas de inspiración africana, como la Abakuá a partir de finales de la década de 1850, e Ifá en la década de 1890.33Los primeros cubanos blancos se iniciaron como abakuá en 1857. (Ramos 2013:380). Ivor Miller argumenta que el contacto que comenzó en 1763 entre los miembros libres de la diáspora africana que trabajaban en los muelles y que entraron en contacto con los blancos que trabajaban en los barcos facilitaría en última instancia la iniciación de los blancos en el rito Abakuá un siglo después (2009:107). Esto se discute más ampliamente a lo largo del capítulo 4, “Del criollo al carabalí”. El primer iniciado blanco de Ifá, Bonifacio Valdés, un comerciante de Regla, instigó un largo linaje ritual propio que ahora se extiende por todo el mundo (Palmié 2013:26). Los registros de archivo que reflejan los bautismos y el propio matrimonio de Adechina muestran que también mantenía vínculos sociales con residentes blancos ricos, lo que probablemente habría facilitado su capacidad para comprar propiedades y organizar la comunidad espiritual.34Ramos 2013:379-380. Ramos cita a Brown 2003:78, Fn.4, 317-318. Adechina estableció formalmente el Cabildo Yemayá en Regla, en algún momento a principios de la década de 1860, en colaboración con Ño Juan el Cojo/Añabí, y Ño Filomeno García/Atandá.

Los acontecimientos que condujeron a la formación del Cabildo Yemayá comenzaron en la década de 1830 cuando Añabí y Atandá se conectaron en Regla. Iniciado antes de su esclavitud y tráfico forzado a través del Atlántico, Añabí era babalawo (adivino de Ifá), olosáin (herbolario ritual) y oni-ilú (intérprete consagrado de los tambores sagrados batá). Tras lesionarse la pierna cargando caña de azúcar en la plantación donde estaba esclavizado, fue llevado al barracón-hospital para esclavos de Regla. Durante su convalecencia, escuchó los familiares tambores sagrados y los cantos a los orishas, ausentes en su vida en Cuba hasta entonces. Al mismo tiempo, se reencontró con Atandá, a quien conocía de su tierra natal africana como escultor y fabricante de tambores. Como suele ocurrir, este cabildo se formó orgánicamente debido al reconocimiento mutuo de sus conocimientos rituales. Tras asistir a una ceremonia de tambores en el Cabildo Lukumí Alakisá de la calle Egido de La Habana,35Este cabildo de nación fue dirigido por Ma Monserrate “Apóto” González-Obá Tero y se conoció con este nombre despectivo que significa “montón de basura” como resultado de la “división de La Habana” (Ramos 2003: 50). Este artículo es de acceso público a través de eleda.org en http://eleda.org/wp-content/blogs.dir/1/pdf/LaDivisionDeLaHabana_Ramos.pdf se dieron cuenta de que en Cuba no había tambores batá consagrados ritualmente. Como tenían conocimientos sobre la construcción de los tambores necesarios, colaboraron en la construcción del primer juego de batá consagrado, llamado Añabí (nace Aña, la esencia sagrada de los tambores). No está claro cómo se conectaron con Adechina, aunque es probable que haya ocurrido a través de las florecientes redes de la comunidad Lukumí en todo el oeste de Cuba y debido a la reputación de Adechina como babalawo. En 1866, los tres estaban en Regla: habían fundado el Cabildo Yemaya y estrenado el segundo juego de batá consagrado, la Voz de Oro para el Cabildo Yemaya. Construido en madera de caoba oscura, Atandá talló las paredes de la iya (tambor madre) de forma muy fina y curvilínea.36Ramos 2000:143-146, 148; Ramos 2013:377-378; Ortiz 1954: 315-316. Ramos también hace un recuento de las diversas historias sobre el origen de los tambores batá en Cuba y concluye que es probable que entre Matanzas y La Habana surgieran dos formas distintivas de tocar los tambores batá (Ramos 200:156-164). Es muy posible que el Cabildo Yemaya se hubiera fundado antes, ya que el patrón que surge de la investigación sobre los cabildos de nación en toda la isla (y no sólo centrándose en el occidente de Cuba del siglo XIX) es que estas comunidades suelen formarse antes de cualquier registro formal con el gobierno colonial. En 1872, Adechina poseía dos propiedades: la casa de la calle Ciprián 31 y un gran terreno abierto en la actual calle Perdomo. Para 1900, también poseía varias casas de alquiler.37Brown 2003: Fn. 4, 317-318.

Mirando hacia la calle Díaz Benítez en el cruce de Perdomo, donde se encontraban muchos de los cabildos Abakuá y Lucumí de Regla. Foto de Alexandra P. Gelbard, 2019.

Hasta la fecha, no he encontrado descripciones de las procesiones del Cabildo Yemaya tal y como se produjeron a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, durante el periodo de las guerras independentistas cubanas.38La Guerra de los Diez Años duró de 1868 a 1878, la Guerra Chica de 1879 a 1880 y la Guerra de la Independencia de 1898 a 1902. No está claro si las procesiones ocurrieron consistentemente, si ocurrieron ocasionalmente, o si se detuvieron completamente durante este período. Al menos una procesión salió entre el final de la Guerra de los Diez Años en febrero de 1878 y el comienzo de la Guerra Chica en agosto de 1879. Un documento recientemente encontrado en los archivos de Guanabacoa de Adechina solicitando realizar una procesión de cabildo (fechado el 2 de septiembre de 1878) pedía permiso para llevar la imagen de la Virgen de Regla:

“…desde la casa del Cabildo sita en la calle Santa Ana número 175 hasta la Iglesia o Santuario de esta localidad y desde allí, volver a su lugar de partida acompañada en esta procesión de música e instrumentos al estilo de su país en el trayecto que recorra”.39El descubrimiento de este documento en los archivos de Guanabacoa en 2018 se atribuye a la iniciativa del proyecto Cabildo de Regla al inspirar la atención para ampliar la investigación existente. Una de las intenciones clave del proyecto es completar la historia después de que sus organizadores y los miembros de la comunidad reconocieran que la erudición existente solo contaba una parte de su historia. Cita  reimpresa en Martínez Betancourt 2017:101-102.

Esta ubicación de la calle Santa Ana (actual calle Maceo) como arteria central este-oeste de la ciudad y la numeración de la casa, probablemente cercana a sus otras propiedades, situaban su punto de partida en el tercer barrio, en la parte sureste de la ciudad.

Calle Santa Ana (hoy Maceo) entre San Ignacio (hoy Pereira) y Barrero (calle 27 de Noviembre), mirando al este hacia el límite del Tercer Barrio. Foto de Alexandra P. Gelbard, 2019.
Calle Santa Ana (actual Maceo) entre San Ignacio (actual Pereira) y Barrero (calle 27 de Noviembre), mirando al oeste hacia la bahía. Foto de Alexandra P. Gelbard, 2019.

Cuba en Guerra y Persecución Anti-Brujo

Debido a la Guerra de los Diez Años, la industria azucarera entró en declive y para la década de 1880 la economía de Cuba comenzó a caer en una depresión. La interrupción del comercio afectó a la mano de obra, creando una importante crisis de desempleo en todos los sectores de la economía cubana.40Pérez Jr. 2006:99-104. Dada la posición de Regla dentro de ese sistema económico, no cabe duda de que tuvo efectos devastadores en la ciudad, y en particular en la población de la diáspora africana y china que trabajaba como mano de obra en las industrias de almacenes y muelles. La Guerra de los Diez Años y la depresión económica iniciaron la entrada de intereses empresariales estadounidenses que empezaron a intercambiar acciones en corporaciones estadounidenses por títulos de propiedad de plantaciones de criollos blancos.41Pérez Jr. 2006: 102-104. La invasión de Cuba por parte de Estados Unidos en 1898 y la posterior ocupación de Cuba hasta 1902, dio paso a la presencia de empresarios estadounidenses que adquirieron un número importante de propiedades y negocios en Regla a principios del siglo XX.42Aunque los Estados Unidos técnicamente cedieron el poder de autogobierno a Cuba a su salida en 1902, implementaron la Enmienda Platt en 1903 donde los Estados Unidos se dieron el derecho de invadir Cuba si lo consideraban necesario (Pérez Jr. 2006:142-144). Sin embargo, esto no parece afectar a las posesiones de Adechina; como se ha comentado anteriormente, su lista de propiedades para 1900 muestra un aumento de la riqueza que lo sitúa dentro de los escalones superiores de la comunidad de gente de color libre de Regla.43Su condición de “libre de color”, traducido como “persona libre de color”, era una categoría de identidad social que se encontraba a lo largo de las narrativas históricas y los documentos de archivo que reflejaban las intersecciones de raza y clase.

La ocupación estadounidense de Cuba también catalizó los prejuicios racistas contra las prácticas religiosas y culturales de inspiración africana. Las tropas cubanas negras, que constituían la mayoría del ejército independentista, utilizaban la guerra espiritual y elementos rituales de inspiración africana para protegerse en la batalla. Este despliegue de africanidad alimentó el racismo estadounidense y el miedo anti-negro de la élite criolla cubana, que empezó a renmarcar el liderazgo blanco dentro del ejército de la Independencia como “civilizado” y “culto”, mientras que difamaba a las tropas negras, incluyendo a líderes como Quintín Banderas.44Benson 2016:11-13; Bronfman 2004: 11, 67-69,73; Ferrer 1999:173-85. Estados Unidos cuestionó que Cuba tuviera la “madurez política” para autogobernarse, argumentando que los cubanos se “dejaban llevar fácilmente por las emociones y se dejaban llevar por los demagogos.”45Pérez Jr. 2006:141-142. Como parte de la ocupación, Estados Unidos puso en marcha una campaña de “civilización” que tenía como objetivo la mejora masiva de las infraestructuras en toda la isla, la separación de la Iglesia y el Estado y la reorganización de la Universidad de La Habana. Este último aspecto fue el responsable de la creación del departamento de Antropología y Ejercicios Antropomórficos, un marco académico centrado en el racismo biologista y la superioridad blanca. Esto quedó íntimamente ligado al proceso de criminalización de las expresiones de africanidad y al movimiento antibrujería que alimentó el racismo antinegro a lo largo de las tres primeras décadas del siglo XX.46Bronfman 2004:26-29, 69, 98-99; Ferrer 1999:188-191. Iglesias Utsat 2011:18-25,31-33, 59. Para los detalles sobre los asesinatos de niños que catalizaron la persecución antibrujo, véase Bronfman 2004: 37-58.

Adeshina falleció en 1905 transfiriendo la dirección del Cabildo Yemaya a su hija Pepa-Eshú Bí.

La única foto conocida de Pepa Herrera-Echú Bí, que aparece a la izquierda. Tomada hacia el final de su vida en una de las procesiones del Cabildo Yemaya. Fecha desconocida. Foto facilitada por el Museo de Regla.

No parece que las procesiones del cabildo salieran a principios del siglo XX, probablemente debido a la continua persecución antibrujo de cualquier expresión de africanidad. Este complejo período de la historia cubana como naciente República independiente, luchando por reconciliar la respetabilidad supremacista blanca de una sociedad “civilizada”, impuesta por los Estados Unidos, y apoyada por la élite criolla blanca cubana, se enfocó en asaltar la realidad de su influencia africana y su población negra. Esto provocó una colaboración intersectorial de las fuerzas policiales, sustentada en las teorías lombrosianas de criminalidad asociadas a la negritud y la africanidad. El joven abogado Fernando Ortiz comenzó su compromiso intelectual con estas ideas en los primeros años de la década de 1900, publicando Hampa Afro-Cubana: Los Negros Brujos ([1906]2011), que se convirtió en un manual esencial para la policía y las posteriores investigaciones sobre la brujería. Las posteriores redadas policiales lanzadas contra los cabildos de nación y otras comunidades de practicantes religiosos de inspiración africana dieron lugar a la incautación de objetos rituales, que se convirtieron en la base de la colección del Museo de Antropología.47Bronfman 2004:28-29.

Conjunto de tambores batá confiscados por la policía en el cabildo Changó de Regla, actualmente expuestos en el Museo Bellas Artes. Foto tomada y alterada digitalmente para incluir las tarjetas informativas de la exposición por Alexandra P. Gelbard, 2019.

En medio de estas redadas, la policía habría confiscado los tambores batá Voz de Oro del Cabildo Yemaya, cuyo paradero aún se desconoce.48Pérez 2010:214. Hacia 1911, los miembros de la Sociedad Lucumí Santa Rita de Casia y San Lázaro, en colaboración con la Sociedad de Socorros Mutuos bajo la Advocación de Santa Bárbara, iniciaron una campaña hacia Ortiz en un intento de desmitificar sus prácticas, argumentando que se trataba de una “moral cristiana lucumí”, enmarcando sus rituales y creencias lucumíes en la constitución cubana de 1901. Al hacerlo, evocaron los estatutos que declaraban el catolicismo como religión oficial de la nación cubana, pero que permitían otras creencias y prácticas siempre que mantuvieran “el respeto [a] la moral cristiana y el orden público”.49Bronfman 2004:23; Palmié 2013:55-56. En este contexto, las sociedades funcionaron efectivamente como cabildos de nación. Esto claramente tuvo un impacto en Ortiz; entre 1916 y principios de la década de 1930 Ortiz también entró en contacto con el Cabildo de Yemaya de Regla, desplazando su postura intelectual del enfoque biologista lombrosiano a uno que abogaba por la inclusión de las prácticas lucumí de Cuba en el marco de la cultura nacional cubana.50Palmié 2013:56-57. Esto influiría posteriormente en la construcción del “folclore afrocubano” como género cultural, compartimentando la representación cultural de los orishas y las expresiones/prácticas de la religiosidad lucumí.

Quizás el levantamiento del Partido Independiente de Color (PIC) en 1912, y la posterior masacre de al menos 3,000 Cubanos negros en toda la isla, también contribuyeron al cambio de creencias de Ortiz. Aunque la violencia se concentró sobre todo en Oriente (Cuba oriental), Regla y La Habana no escaparon al ataque a la vida de los negros. Las turbas blancas, los militares cubanos y los marines estadounidenses patrullaban las calles de Regla armados con pistolas, machetes y rifles cometiendo actos de violencia antagónica y asesinando a cubanos negros. Incluso los miembros blancos Abakuá que eran parte de los sindicatos de trabajadores portuarios se volvieron contra sus compatriotas negros, acusándoles de abogar por la preferencia racial en su exclusión. Los meses de violencia hicieron que muchos de los residentes negros de Regla huyeran del pueblo durante varios años; entre ellos, Pepa-Eschú Bí. Otro suceso racista ocurrió en 1919, como parte de una ola de violencia mayor, resultó en un linchamiento y en un período extendido de violencia hacia la comunidad negra cubana de Regla. Como resultado, las elecciones municipales de 1920 vieron a Antonio Bosch y Martínez ganar la alcaldía; su apoyo a las sociedades abakuá de Regla infundió confianza en muchos de los residentes negros exiliados de Regla para regresar, incluyendo a Pepa Herrera.51Bronfman 2004:83; Helg 1995:172, 213-215; Palmié 2002: Fn 35, 343; Pérez 2010:215-216. El escrito de Duque sobre la historia de Regla también incluye comentarios sobre esta violencia, pero lo hace con un enfoque que parece justificar los horrores cometidos contra los negros cubanos en Regla (1925:127-130). Mientras Pepa-Echú Bí no estaba, Susana Cantero-Omi Toké, llegó a Regla, estableciendo su Cabildo Yemaya, llenando el vacío dejado por Pepa.52Pérez 2010:2016.

Susana Cantero-Omi Toké. Fecha desconocido. Foto porpocionado por el Museo de Regla.

Nacida en Cienfuegos, Cuba, Susana Cantero-Omi Toké llegó a la zona de La Habana a principios del siglo XX, y se consagró como iyalorisha de Yemaya. Se trasladó a Regla en 1914, estableciendo informalmente (es decir, sin estar registrada en el gobierno) su Cabildo Yemaya.53González Figueroa & Rodríguez Menéndez 1986:65; Pérez 2010:213. En 1921, Pepa regresó a Regla y comenzó la iteración del siglo XX de la procesión del Cabildo Yemaya en medio del crudo y fresco recuerdo del terror racial experimentado por los cubanos negros. Como muestra pública de su religiosidad de inspiración africana, utilizando sus propias imágenes de cabildo de los Orishas sincretizados como santos católicos para mantener la apariencia pública de la moral cristiana lucumí, promulgaron una procesión por las calles de Regla llevando cuatro Orishas: Ochun, Obatalá, Changó y Yemaya. Si bien algunos estudiosos indican que se supone que Susana-Omi Toké sacó a los Orishas en la misma procesión de 1921, no está claro si eso ha sido confirmado por los documentos de solicitud de permiso, como lo ha sido para Pepa-Echú Bí. Los miembros de la comunidad indicaron que el Cabildo Yemaya de Susana-Omi Toké comenzó a participar formalmente un par de años después de la procesión de 1921. Sin embargo, la participación de Susana-Omi Toké se convirtió en parte integral de la tradición procesional.

La casa de Susana-Omí Toke y donde se ubicaba su cabildo en la calle Santa Ana (actual calle Maceo) entre la calle San Ignacio (actual Pereira) y Barrero (actual calle 27 de noviembre). Foto tomada por Alexandra P. Gelbard, 2019.

El Cabildo vuelve: (Re)construyendo la tradición processional

La procesión de 1921 se considera el inicio de una tradición reglana, asumida y reiniciada por el proyecto del Cabildo de Regla. El proceso procesional del cabildo del siglo XX comenzaba en la medianoche del 7 de septiembre, donde los cabildos de todo Regla realizaban una ceremonia de tambor ritual para Yemaya durante toda la noche.54Gómez Luaces 1945: 19. La noche del 8 de septiembre, el Orisha era llevado a la iglesia, y “dormía” dentro del santuario. Por la mañana, el sacerdote dirigía una misa, y mientras bendecía las imágenes, el batá y los participantes, rociaba agua bendita. Antes de iniciar la procesión, los líderes del cabildo realizaban un ritual de comunicación con el Orisha -denominado “dar coco”- para ver si estaba bien comenzar. A continuación, la procesión bajaba hasta la orilla del agua, donde los participantes entregaban ofrendas a Yemaya y Olokun, orisha relacionado con las aguas profundas del océano. Los batá sonaban y los participantes cantaban, creando un ambiente propicio para que los orishas bajaran y montaran a los participantes (también conocido como posesión), una parte normativa de comunicación espiritual y reverencia dentro de esta práctica. A continuación, se dirigían hacia el este por una arteria principal, parando para saludar a las casas de los Olorishas respetados, lugares clave dentro del pueblo, como el edificio del gobierno, el mercado,55Pedroso 2008:1. El mercado fue destruido en 1933, pero siguió siendo una parada hasta entonces. la estación de policía, y otras casas que darían un derecho (pago financiero o “rito”). En cada parada se daba coco, se cantaba y se tocaba el tambor en reverencia a los orishas. Esta procesión continuaba hasta el extremo oriental de la ciudad, hasta el antiguo cementerio, donde los africanos permanecían enterrados tras la construcción del nuevo cementerio en 1900 en la cima de la colina en el extremo oriental, la siguiente parada de la procesión. Una vez allí, los batá tocaban para Oya, la orisha dueña del cementerio, y esperaban hasta que Oya montaba a uno de los participantes consagrados a ella. Después de dar coco a los cementerios y recibir permiso para continuar, la procesión se detenía en las casas de varios Olorishas en el pueblo, incluyendo algunas a las afueras de Regla. La procesión retornaba a la casa del cabildo y comenzaba otro tambor durante el resto de la tarde.56Gómez Luaces 1945:19-21; Pérez 2010: 218; Ramos 2000:147-148. Este relato se basa en una integración de las tres citas en conjunto con los relatos verbales proporcionados por miembros de la comunidad desde 2016. El relato de Ramos sobre la procesión del siglo XX afirma que subía por la calle Maceo, lo que implica que la procesión habría tenido que cruzar una calle para llegar a la casa de gobierno y a la comisaría. Si la procesión hubiera subido por la calle Real (actual calle Martí) habría estado una manzana paralela y al norte de la calle Maceo/Santa Ana, pero habría pasado directamente por los lugares del pueblo sin cruzar de un lado a otro. Es muy posible, pero también significa que había mucho movimiento de paso por las calles. Según Pérez, hubo más de 100.000 personas que acudieron a Regla para este evento, lo que indica mucho movimiento de ida y vuelta.

A lo largo de los siguientes cuarenta años, las procesiones del Cabildo Yemaya continuaron anualmente el 9 de septiembre.57El artículo de Castellanos sobre el Cabildo de Regla menciona que en algún momento de la época de Machado (1925-1933) se prohibió una vez la procesión del cabildo (1962, sin paginación). Las estatuas consagradas utilizadas por el cabildo de Susana-Omi Toké eran tres veces más grandes que las de Pepa-Echú Bí y aparecen en todas las fotos conocidas de la procesión del cabildo del siglo XX. Sin embargo, debido a que ambos cabildos salieron el mismo día, escalonaron sus horarios de salida, comenzando el de Susana-Omi Toké a las 9 de la mañana en la primera misa, y el de Pepa-Echú Bí a las 11 de la mañana. Sin embargo, según Ramos, las estatuas orishas de Pepa-Echú Bí se quedaban en la puerta, mientras que las de Susana-Omi Toké entraban en la iglesia. Los recorridos y rituales eran todos iguales, aunque las únicas distinciones estaban en las imágenes consagradas. Como afirma Elizabeth Pérez, la gran diferencia en el tamaño y el adorno reflejaba “la potencialidad de las imágenes religiosas para construir reputaciones e identidades” que posteriormente reflejaban sus respectivas posiciones.58Pérez 2010:218-219, 227 Fn.120. A la muerte de Pepa-Echú Bí, el 13 de julio de 1946, la procesión continuó bajo la supervisión de Panchita Cárdenas, que había dirigido la procesión en los años en que la salud de Pepa-Echú Bí había empezado a fallar y tenía dificultades para caminar tras perder el pie. Cárdenas vivía a varias puertas del Santuario de la Iglesia de la Virgen de Regla y trabajaba allí como camarera.59Pérez 2010:219. Iyalorisha de Yemaya, mantenía un espacio sagrado dedicado a ella que su familia (aunque no es practicante) sigue manteniendo hasta hoy. También fue una fuente muy respetada e importante para Rómulo Lachatañeré, que realizó influyentes investigaciones sobre las religiones afrocubanas en la década de 1930.

El espacio sagrado de Panchita Cárdenas para Yemayá, aún mantenido por sus descendientes. Fotos de Alexandra P. Gelbard, 7 de septiembre de 2019.

Una tradición, rota

Susana-Omi Toké falleció en agosto de 1948 y su sobrina Carmen Cantero heredó sus orishas procesionales y continuó dirigiendo la práctica hasta su prohibición en 1962. El triunfo de la Revolución Cubana de 1959 y su posterior adopción de la política marxista-leninista dio lugar a medidas que restringían las expresiones públicas de religiosidad, y se enfrentó a la idea de que las creencias espirituales entraban en conflicto con la política social de la Revolución.60Ayorinde 2004:96-97. Véase también Jalane Schmidt (2015), capítulo 8 “‘The Streets are For Revolutionaries!’ Prohibiting Processions.” Posteriormente, se prohibió la tradición procesional del cabildo de Regla, lo que suscitó las protestas de los miembros de la comunidad y una petición para continuar con la práctica.61Castellanos 1962: sin paginación. El congreso del PCC (Partido Comunista de Cuba) de 1976 determinó que los valores y expresiones folclóricas derivadas de las religiones afrocubanas, la música, la danza y la instrumentación, eran importantes para la cultura nacional de Cuba. El congreso ordenó que se separaran los componentes espirituales de los culturales, ya que no se consideraban “verdades científicas”. Posteriormente, se animó a los productores culturales, como los escritores y los artistas, a incorporar los elementos folclóricos afrocubanos en sus obras, mientras que las entidades académicas que se dedicaban a los estudios folclóricos debían cultivar marcos teóricos para su “asimilación” en la cultura nacional de Cuba.62Ayorinde 2004:98-99.

Tras la muerte de Carmen Cantero a finales de la década de 1960, las imágenes del cabildo pasaron a una de las ahijadas de Susana-Omi Toké, Omi Lana, una iyalaocha de Yemaya. Cuando ella falleció a finales de los años 70, el cuidado de las imágenes pasó a la hija de Omi Lana, Omi Dina. Según cuenta Ramos, Omi Dina protegía mucho las imágenes y no permitía que nadie más se las llevara, ni siquiera el museo de Regla. Intentó revivir la procesión del cabildo, sacando las imágenes y procesionando con ellas durante unas dos manzanas desde su casa hasta el cementerio el 7 de septiembre, aunque sin el acompañamiento de los tambores batá. La prolongación de la procesión resultaba prohibitiva en términos de costes.63Field Notes, 2018. Otro intento de reiniciar la tradición procesional del cabildo se produjo a mediados de 1980, cuando las fervientes peticiones de un ciudadano de Regla al gobierno para que se resucitara se saldaron con un compromiso. El gobierno accedió a permitir una procesión con una mujer viva vestida al estilo folclórico afrocubano del Orisha Yemaya para ser llevada en andas por el pueblo mientras bailaba como el Orisha. Esto ocurrió un año, ya sea en 1985 o 1986, pero no fue bien recibido por la comunidad.64Notas de campo, 2018. No fue hasta 2015 que los esfuerzos por reiniciar la tradición procesional del cabildo de Regla finalmente tuvieron éxito. Puedes leer sobre este proceso en la siguiente entrada del blog: “Reiniciando la Procesión.

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———. 2003. “La División de La Habana: Territorial Conflict and Cultural Hegemony in the Followers of Oyo Lukumí Religion, 1850s-1920.” Cuban Studies 34: 38–70.

———. 2013. “Lucumí (Yoruba) Culture in Cuba: A Reevaluation (1830S -1940s).” Doctor of Philosophy History, Florida International University. https://doi.org/10.25148/etd.FI13120402.

Real Academia de la Historia. n.d. “Recio Castaños, Antón.” Digital Library. Diccionario Biograáfico de a Real Academia de la Historia. Accessed April 6, 2021. http://dbe.rah.es/biografias/108522/anton-recio-castanos.

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• Wheat, David. 2016. Atlantic Africa and the Spanish Caribbean: 1570-1640. Chapel Hill, NC: University of North Carolina Press.

End Notes

  • 1
    Véase Black Saints in Early Modern Global Catholicism de Erin Kathleen Rowe (2019) para una historia en profundidad sobre el espectro más amplio de los santos negros en todo el mundo y el espectro de interpretaciones de la santidad negra. La información citada aquí procede de las páginas 4, 16-17.
  • 2
    Pérez 2010:204, que cita a Gómez Luaces 1945:1. El artículo de Pérez puede descargarse aquí: https://www.journals.uchicago.edu/doi/10.5323/jafriamerhist.95.2.0202
  • 3
    Ramos 2013:209, que cita a Gómez Luaces 1945:1.
  • 4
    Anderies 2006:5-7; De La Fuente 2008:4-5; Miller 2009:66-67; Trigo 2016:10.
  • 5
    Los Recio, establecidos en Cuba por Antón Recio, fueron una de las familias más antiguas y poderosas durante la época colonial. Hay al menos dos Antón Recio referenciados en las primeras historias coloniales. El primer Antón, uno de los primeros colonizadores de La Habana, estableció una de las familias más poderosas y ricas de La Habana del siglo XVI, y murió en 1575. Tuvo múltiples hijos de linaje mixto taíno y español debido a su convivencia con Cacanga, la hija del cacique taíno de Guanabacoa, y tuvo dos hijos María y Juan. Juan fue “legitimado” por el gobierno colonial español en 1567 y recibió la mayor herencia de todos los de la época, incluidas las tierras que hoy se conocen como Regla, adyacentes a Guanabacoa. El hijo de Juan, también llamado Antón, se confunde a veces con su abuelo en algunas de las narraciones históricas (De La Fuente 2008:191-95; Martínez-Fernández 2018:95-97; Real Academia de la Historia s.f.).
  • 6
    Los bohíos tienen su origen en los pueblos originarios del Caribe y son refugios redondos construidos con hojas de palma, guano y/o barro.
  • 7
    Pérez 2012:211; Martínez Casanova 2009:82.
  • 8
    Duque 1925:11-12; Vargas Ugarte 1947:329.
  • 9
    Duque 1925:11-12; Martínez Casanova 2009:81-82; Pérez 2010:211; Ramos 2013:2010; Vargas Ugarte 1947:329-330.
  • 10
    Martínez Casanova 2009:82-83.
  • 11
    Duque 1925:11-12 cita la fecha de 1806, mientras que Ramos 2013: 210-211 cita la de 1811.
  • 12
    Ramos 2013:221-225.
  • 13
    Ramos 2013: 212, 226.
  • 14
    España se alineó inicialmente con el Ejército Revolucionario Haitiano, enviando tropas desde Cuba para luchar junto al ejército de Toussaint Louverture contra los franceses entre 1793-1796. Estas tropas cubanas incluían en su liderazgo a muchos de los propietarios de plantaciones criollas blancas, que robaron la maquinaria necesaria para la producción de azúcar en medio de la guerra. Esto les permitió trasladar fácil y rápidamente la producción a Cuba. Véase Ada Ferrer, Freedom’s Mirror: Cuba and Haiti in the Age of Revolution (El espejo de la libertad: Cuba y Haití en la era de la revolución) (2014).
  • 15
    Martínez-Alier 1974:62; Pérez 2010:212. En una población total de 5.873 personas, 3.758 se identificaban como blancos, 797 como personas libres de color y 1.318 se identificaban como africanos esclavizados.
  • 16
    La “etnia” carabalí era una etiqueta impuesta a los africanos esclavizados traídos a la fuerza desde el puerto de Calabar, en la región del río Cross de la actual Nigeria oriental, a lo largo de la frontera occidental de Camerún. Los categorizados como “carabalí” en Cuba procedían de varios grupos de la región costera e interior en torno a la Bahía de Benín. Los Abakuá, que descienden de las sociedades secretas exclusivamente masculinas de los Ékpè/Mgbè en el delta del río Cross, (Miller 2009:6-7, 37-41, 77-78). Aunque Miller y muchos otros confunden a los carabalíes con los abakuá, se trata de una suposición regional, ya que la presencia de cabildos de nación carabalíes que reflejan descendencia igbo ya se produjo en 1659 en Santiago de Cuba. La comunidad Carabalí de Santiago no tenía ninguna relación con Èkpè y nunca ha habido allí logias (potencias) Abakuá (Notas de Campo 2008, 2019). Elsa Isabel Almaguer Andreu cita la formación de un Cabildo Carabalí en su tesis de maestría no publicada, El Cabildo Congo en Santiago de Cuba (2010). Véase también Aisnara Perera Díaz y María de los Ángeles Meriño Fuentes El Cabildo Carabalí Viví de Santiago de Cuba: Familia, Cultura y Sociedad (2013).
  • 17
    Perera Díaz y de los Ángeles Meriño Fuentes 2013:116-118.
  • 18
    Ferrer 2019:131.
  • 19
    Palmié & Pérez 2005:219.
  • 20
    Del total de la población que ascendía a 6.689 personas, 5.071 personas se identificaban como blancas (2.696 hombres y 2.375 mujeres), 644 personas libres de color (324 hombres y 320 mujeres) y 974 personas esclavizadas (519 hombres y 428 mujeres). Ver Martinez Alier 1974:64.
  • 21
    Esta fecha está marcada por una placa en Regla situada frente al antiguo muelle. En 1846, el comerciante cubano Pedro de Zuzueta, primo del notorio y acaudalado propietario de plantaciones Julián de Zuzueta, propuso la idea de traer trabajadores chinos contratados a Cuba para mitigar la necesidad de mano de obra en medio de las crecientes presiones para abolir el comercio transatlántico de esclavos desde África, iniciado por Inglaterra en 1810. A pesar de la categorización y la insinuación de que estos trabajadores contratados firmaban voluntariamente los contratos, no siempre fue así, ya que algunos fueron secuestrados. También hay fechas contradictorias para la llegada inicial del primer barco de chinos que entró en Cuba, donde Kathleen López afirma que esto ocurrió el 3 de junio de 1947 (2013:19-22, 26, 32).
  • 22
    Finch 2019: 138-139; López 2013:18-20. Estas rebeliones en todo el occidente terminarían por desencadenar un período de un año de mayor crueldad, violencia y persecución cometida por las autoridades blancas cubanas contra los cubanos negros en respuesta a las rebeliones antiesclavistas de los años anteriores y catalizada por el descubrimiento de la Rebelión de Escalera de 1844. Para más detalles sobre esta rebelión, véase Aisha Finch, Rethinking Slave Rebellion in Cuba: La Escalera and the Insurgencies of 1841-1844 (2015). También es importante señalar que las rebeliones antiesclavistas ocurrieron dentro de Oriente también, a pesar de su exclusión de las narrativas históricas, en su mayoría cometidas por las comunidades neoafricanas autoliberadas de cimarrones (llamadas palenques) que se encuentran a lo largo de las zonas montañosas de la región oriental de la isla.
  • 23
    Hazard 1871: 267-268; López 2013:33; Ramos 2013:214-216.
  • 24
    Ramos 2013:216.
  • 25
    Véase el libro de Akinwumi Ogundiran The Yorùbá: A New History) en el que se aborda el complejo proceso histórico de construcción de este grupo identitario.
  • 26
    Ramos 2003:44; 2013: 211 (citando John Mason, Olóòkun: Owner of Rivers and Seas,1996:18), 225 (citando Fernando Ortiz, Los bailes y el teatro de los negros en el folklore de Cuba, 1981:451).
  • 27
    Ramos 2013:373-377. Ramos describe las variaciones y contradicciones de la historia de Adechina antes de su llegada a Regla a mediados del siglo XIX y el debate sobre la herencia de Adechina. Algunos afirman que era de los Oyo; basándose en las marcas rituales de su rostro, algunos estudiosos creen que era de la zona de Egba e Ijebú, que pasó a formar parte del imperio Oyo en el siglo XVIII. Otros afirman que era de Ijesalandia (que en Cuba se denomina Yesá o Iyesá). Ramos concluye que la herencia de Adechina de Oyo es más probable debido a sus conexiones con la comunidad Egbado Lucumí de Matanzas.
  • 28
    El proceso de manumisión de Adechina también es discutido, y las versiones son esbozadas por Ramos (2013:374-375). La manumisión fue un proceso de emancipación de la esclavitud. Para más información sobre este proceso y la forma distintiva de Cuba, véase el capítulo 2, “La ‘inconveniencia’ de la libertad de los negros: Manumission, 1500’s-1700s” en Alejandro de la Fuente & Ariela J. Gross, Becoming Free, Becoming Black: Race, Freedom, and Law in Cuba, Virginia, and Louisiana (2020).
  • 29
    La fecha de 1864 es la más utilizada; sin embargo, Ramos cita 1863 como su año de nacimiento. No he visto que otros estudiosos utilicen esa fecha hasta ahora.
  • 30
    Ramos define este término como “madre de un Orisha” indicando que alguien ha pasado por los procesos rituales de iniciación (2003:42, Fn.25, pg 64.)
  • 31
    Martínez Betancourt 2017:102; Pérez 2010: 213; Ramos 2003:42.
  • 32
    Ramos 2013:384.
  • 33
    Los primeros cubanos blancos se iniciaron como abakuá en 1857. (Ramos 2013:380). Ivor Miller argumenta que el contacto que comenzó en 1763 entre los miembros libres de la diáspora africana que trabajaban en los muelles y que entraron en contacto con los blancos que trabajaban en los barcos facilitaría en última instancia la iniciación de los blancos en el rito Abakuá un siglo después (2009:107). Esto se discute más ampliamente a lo largo del capítulo 4, “Del criollo al carabalí”. El primer iniciado blanco de Ifá, Bonifacio Valdés, un comerciante de Regla, instigó un largo linaje ritual propio que ahora se extiende por todo el mundo (Palmié 2013:26).
  • 34
    Ramos 2013:379-380. Ramos cita a Brown 2003:78, Fn.4, 317-318.
  • 35
    Este cabildo de nación fue dirigido por Ma Monserrate “Apóto” González-Obá Tero y se conoció con este nombre despectivo que significa “montón de basura” como resultado de la “división de La Habana” (Ramos 2003: 50). Este artículo es de acceso público a través de eleda.org en http://eleda.org/wp-content/blogs.dir/1/pdf/LaDivisionDeLaHabana_Ramos.pdf
  • 36
    Ramos 2000:143-146, 148; Ramos 2013:377-378; Ortiz 1954: 315-316. Ramos también hace un recuento de las diversas historias sobre el origen de los tambores batá en Cuba y concluye que es probable que entre Matanzas y La Habana surgieran dos formas distintivas de tocar los tambores batá (Ramos 200:156-164).
  • 37
    Brown 2003: Fn. 4, 317-318.
  • 38
    La Guerra de los Diez Años duró de 1868 a 1878, la Guerra Chica de 1879 a 1880 y la Guerra de la Independencia de 1898 a 1902.
  • 39
    El descubrimiento de este documento en los archivos de Guanabacoa en 2018 se atribuye a la iniciativa del proyecto Cabildo de Regla al inspirar la atención para ampliar la investigación existente. Una de las intenciones clave del proyecto es completar la historia después de que sus organizadores y los miembros de la comunidad reconocieran que la erudición existente solo contaba una parte de su historia. Cita  reimpresa en Martínez Betancourt 2017:101-102
  • 40
    Pérez Jr. 2006:99-104.
  • 41
    Pérez Jr. 2006: 102-104.
  • 42
    Aunque los Estados Unidos técnicamente cedieron el poder de autogobierno a Cuba a su salida en 1902, implementaron la Enmienda Platt en 1903 donde los Estados Unidos se dieron el derecho de invadir Cuba si lo consideraban necesario (Pérez Jr. 2006:142-144).
  • 43
    Su condición de “libre de color”, traducido como “persona libre de color”, era una categoría de identidad social que se encontraba a lo largo de las narrativas históricas y los documentos de archivo que reflejaban las intersecciones de raza y clase.
  • 44
    Benson 2016:11-13; Bronfman 2004: 11, 67-69,73; Ferrer 1999:173-85.
  • 45
    Pérez Jr. 2006:141-142.
  • 46
    Bronfman 2004:26-29, 69, 98-99; Ferrer 1999:188-191. Iglesias Utsat 2011:18-25,31-33, 59. Para los detalles sobre los asesinatos de niños que catalizaron la persecución antibrujo, véase Bronfman 2004: 37-58.
  • 47
    Bronfman 2004:28-29.
  • 48
    Pérez 2010:214.
  • 49
    Bronfman 2004:23; Palmié 2013:55-56. En este contexto, las sociedades funcionaron efectivamente como cabildos de nación
  • 50
    Palmié 2013:56-57.
  • 51
    Bronfman 2004:83; Helg 1995:172, 213-215; Palmié 2002: Fn 35, 343; Pérez 2010:215-216. El escrito de Duque sobre la historia de Regla también incluye comentarios sobre esta violencia, pero lo hace con un enfoque que parece justificar los horrores cometidos contra los negros cubanos en Regla (1925:127-130).
  • 52
    Pérez 2010:2016.
  • 53
    González Figueroa & Rodríguez Menéndez 1986:65; Pérez 2010:213.
  • 54
    Gómez Luaces 1945: 19.
  • 55
    Pedroso 2008:1. El mercado fue destruido en 1933, pero siguió siendo una parada hasta entonces
  • 56
    Gómez Luaces 1945:19-21; Pérez 2010: 218; Ramos 2000:147-148. Este relato se basa en una integración de las tres citas en conjunto con los relatos verbales proporcionados por miembros de la comunidad desde 2016. El relato de Ramos sobre la procesión del siglo XX afirma que subía por la calle Maceo, lo que implica que la procesión habría tenido que cruzar una calle para llegar a la casa de gobierno y a la comisaría. Si la procesión hubiera subido por la calle Real (actual calle Martí) habría estado una manzana paralela y al norte de la calle Maceo/Santa Ana, pero habría pasado directamente por los lugares del pueblo sin cruzar de un lado a otro. Es muy posible, pero también significa que había mucho movimiento de paso por las calles. Según Pérez, hubo más de 100.000 personas que acudieron a Regla para este evento, lo que indica mucho movimiento de ida y vuelta.
  • 57
    El artículo de Castellanos sobre el Cabildo de Regla menciona que en algún momento de la época de Machado (1925-1933) se prohibió una vez la procesión del cabildo (1962, sin paginación).
  • 58
    Pérez 2010:218-219, 227 Fn.120.
  • 59
    Pérez 2010:219.
  • 60
    Ayorinde 2004:96-97. Véase también Jalane Schmidt (2015), capítulo 8 “‘The Streets are For Revolutionaries!’ Prohibiting Processions.”
  • 61
    Castellanos 1962: sin paginación.
  • 62
    Ayorinde 2004:98-99.
  • 63
    Field Notes, 2018.
  • 64
    Notas de campo, 2018.